La riqueza de la jerga nos dice que el fútbol siempre da revancha. Esta se puede dar en una llave de ida y vuelta, o bien en una falta penal que fue sancionada fuera del área como tiro libre (justicia divina!). Lo cierto es que la revancha nos da un indicio de una derrota previa, un juego que dejó de ser tal y se convirtió en una motivación extra.

Hemos aprendido del fracaso. Nos ha permitido mirar la vida desde un punto de vista más crítico y más político. Nos ha llevado a cuestionar si es que el deporte que vemos cada fin de semana en la tele bajo el hashtag de matchday es el mismo que solíamos practicar en la calle de tierra junto a los otros niños del barrio. Y si en ese juego infantil acaso no correspondía también que nuestras hermanas, primas y vecinas se integraran a la misma pichanga, donde todo es cancha y el último gol gana.

Teniendo eso como premisa, queremos ofrecer una instancia donde promover de manera tangible, escrita y visual, las distintas maneras que existen de mirar fútbol. Una publicación cuya línea editorial promueva la diversidad, la tolerancia y el respeto. Donde la sátira, la anécdota y el error sean parte del juego, una manera de expresar sentimientos y experiencias. Queremos rescatar, aprender, mirarnos y encontrarnos.

Por último, nos declaramos hinchas. Desde esta tribuna, exigir lo que creemos nuestro. Esta revancha es entonces un medio para activar posturas y realidades, en la cotidianeidad, territorialidad y contexto al que pertenecemos. Comulgamos con una visión del fútbol -y la vida- desde una postura antifascista. A estas alturas del partido, no estamos para tibiezas de ningún tipo.

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